FIESTAS POPULARES EN LA REGIÓN DE AGUASCALIENTES

Miguel Muñoz Díaz

UAA, 1996

ISBN 968-625-934-1 | Agotado

Edición no venal

Partimos de considerar como cultura, dentro de las ciencias sociales, todas las formas compartidas de pensar, creer y evaluar que nacen de la experiencia de grupo y se transmiten de una generación a otra a través de la vida diaria.
Cualquiera que sea el tipo de sociedad, la vida individual consiste en pasar sucesivamente de una edad a otra y de una ocupación a otra. Allí donde las edades y las ocupaciones están separadas, este paso va acompañado de actos especiales que para nuestros oficios constituyen el aprendizaje, pero entre los semicivilizados consiste en ceremonias, ya que entre ellos ningún acto puede ser independiente de lo sagrado.
El hecho de vivir requiere de pasos que configuran conjuntos del mismo orden: nacimiento, pubertad, matrimonio, paternidad, progresión social, especialización de la ocupación y muerte. A cada uno de estos conjuntos corresponde ceremonias cuyo objeto es el mismo: hacer pasar al individuo de una situación determinada a otra situación determinada; de aquí la semejanza general entre las ceremonias de cada conjunto: nacimiento, infancia, funerales... Además, ni el individuo ni la sociedad son independientes de la naturaleza, es decir, del universo que también está sometido a ritmos que repercuten en la vida humana. En efecto, también en el universo hay etapas y momentos de paso, marcha hacia adelante y alto relativo; por lo tanto, también deben integrarse a las ceremonias humanas aquellos aspectos que se relacionan con los pasajes cósmicos: de un mes a otro (ceremonias de la luna, por ejemplo), de una estación a otra (equinoccios y solsticios), y de un año a otro (año nuevo).